A veces no tenemos en cuenta que las plantas también pueden necesitar ayuda en cosas tales como la cicatrización. Máxime ahora que estamos en un periodo de entre tiempo, donde granizos, lluvias intempestivas y el frío pueden marcar árboles y plantas creándoles heridas en su superficie, ya sea en tronco o ramas.
Cuando encontramos una herida en un árbol de nuestro jardín debemos proceder con cuidado para no empeorar el daño. Aunque muchas personas no consideren el sufrimiento y estrés de la planta, un jardinero profesional sabe qué daños puede conllevar no arreglar la herida adecuadamente ni repararlos con los medios adecuados. Anteriormente se usaba sellador o pintura de base de petróleo para sellar un área herida en un árbol pero eso se ha demostrado ya sobradamente que en realidad no lo protege ni previene la putrefacción.
Es mejor empezar limpiando la zona afectada con un cuchillo afilado para recortar la parte de corteza desgarrada y redirigirla a la parte herida. También se puede hacer con la corteza rota, recogiendo los pedazos o trozos más grandes para posteriormente volver a pegarlos al tronco de forma adecuada y siga protegido el tronco interior. Siempre que la herida (hablamos de heridas pero a veces una «herida» puede ser una rama grande caída o algo que haya afectado grandemente al árbol, independientemente de su edad y tamaño) sea inferior al 25% de la masa total del árbol, debería recuperarse, pero de ahí al 50% puede tener problemas si no se le ayuda.
En muchas ocasiones las heridas proceden de la poda, y al eliminar esas ramas podemos dañar al árbol, sobre todo en el caso de ramas vivas en las que debemos dejar el collar y no un tocón para que el árbol tenga más facilidad de cicatrización.